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Hijos Trofeo.

  • Ps. Massiel Martínez.
  • 1 jul 2017
  • 2 Min. de lectura

Créditos Imagen Google.

Debo de reconocer que desde qué mi hija mayor nació, me ha llamado profundamente la atención la necesidad de competencia de los padres y de recalcar las "supuestas deficiencias" que otros niños tienen en pro de subir a sus propios hijos al podio.

Recuerdo varias situaciones que me llamaron profundamente la atención, aún cuando mi hija no cumplía los tres años de vida:

"Mi hijo tiene 11 meses y ya sabe caminar, ¿Por qué la tuya no camina aún?"

"Mi hijo tiene 1 años y XXXX meses y ya sabe saludar y habla por teléfono ¿La tuya aún no habla?"

"Mi hijo tiene 2 años y medio y habla dos idiomas, La tuya, ¿Ya habla en Inglés?"

"Tiene 2 años y ¿Aún usa pañales?"

Estos tipos de situaciones son bastante comunes en los días de hoy. En donde los padres elogian que los niños realicen logros propios de los estadios vitales de una forma prematura, en donde los fuerzan a realizar acciones muchas veces basadas más en la obligación que en la estimulación. Y es aquí en donde se cruza un concepto con otro, debido a que estimular a los niños para que no se "atrasen" y cumplan los hitos del desarrollo, está muy en boga.


La estimulación busca ayudar al niño a potenciar ciertos procesos y/o habilidades a través de diferentes actividades.


Obligar refiere principalmente a que con el poder y autoridad que poseo, fuerzo en este caso a un niño, a realizar una tarea o actividad y que cumpla con ella, sin darle la posibilidad de elegir.


Al confundir estos conceptos, en muchas ocasiones sólo se logra forzar a que los niños cumplan con ciertos hitos cuando aún no están preparados para ellos. Es decir, no se respeta a los niños en sus derechos ni en sus procesos.


Pero ¿Por qué forzar a un niño a que realice algo para lo que no está preparado? ¿Para que sea más independiente? ¿Qué hable inglés a los 2 o 3 años lo hace más independiente? o ¿sólo terminamos forzando al niño para decirles a los otros padres, que mi hijo es superior al tuyo porque él ya habla inglés y el tuyo no?


Lo mismo nos ha ocurrido desde que nuestra hija ingresó al colegio, desde los 3 años hemos podido notar cómo padres exigen a sus hijos a realizar cosas para las qué aún ni cognitiva ni conductualmente están preparados. Y es ahí en donde los padres se desesperan, se frustran y comienza una seguidilla de errores que terminan en presiones extremas, en donde con tal de que mi hijo logre lo que yo quiero y le exijo, le enseño que debe de ser capaz de todo. Pero sí, ese es el extremo. En la mayoría de los casos que me ha tocado ver en la consulta, son niños que tienen problemas conductuales que no pueden manejar la frustración, porque nadie les enseñó como hacerlo. Niños que no saben cómo expresar sus emociones porque sus padres o cuidadores priorizaron que estos niños sean exitosos académicamente y no entregarles las herramientas necesarias para enfrentar la vida.

Padres, sí les hablo a Ustedes. Nuestros hijos NO SON NUESTRAS EXTENSIONES, NO TIENEN POR QUÉ CUMPLIR NUESTRAS EXPECTATIVAS NI MUCHO MENOS SON NUESTROS TROFEOS con los cuales alardeamos ante las demás personas sus "triunfos".

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